Parques y reservas: Reserva Nacional del Lago Bogoria
Gestiona: Condados locales
Safari Card: No
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Flamencos entre las fuentes termales. J.Y./Kenyalogy.com
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Introducción
El lago Bogoria es una superficie de agua salina situada en la región septentrional del Rift keniano, 25 km al sur de Baringo. La reserva, gestionada por el condado de Baringo/Koibatek, cubre el lago y las tierras adyacentes, con un total de 107 km². En los días de la Colonia el lago se conocía por el nombre de su descubridor, el obispo de Kampala James Hannington, quien en 1885 avistó por primera vez este lugar cuando se dirigía a tomar posesión de su diócesis siguiendo la ruta de Thomson. Este sería el momento de gloria del pastor anglicano, pero infelizmente también su último viaje, ya que cayó asesinado al llegar al lago Victoria por orden del cruel rey de Buganda, Mwanga II.
Si Baringo atrae cada vez más visitantes por la riqueza de su avifauna, Bogoria es, o al menos lo era hasta hace pocos años, un lugar en el que el visitante puede disfrutar de la espectacularidad del paisaje africano en absoluta soledad. Salvo en el caso de los aficionados a la ornitología que no perdonan la peregrinación a Baringo, esta región no se encuentra incluida en los itinerarios más comunes. El motivo es que Bogoria no destaca por su fauna de grandes mamíferos, que son el objetivo prioritario para la mayoría de los turistas.
Y pese a todo, el entorno del lago Bogoria convierte este lugar en uno de los paisajes más espectaculares de Kenya. J.W. Gregory, el geólogo inglés que visitó la zona en 1892, calificó el lugar como "la vista más bella de Africa". No le faltaba razón. El lago ofrece un soberbio paisaje de colinas azuladas pobladas por arbustos secos, praderas y bosques ribereños, enmarcando la plácida superficie de agua salpicada por los flamencos. Más allá de la ribera oriental, el suelo se eleva abruptamente hasta una altura de 600 m en la escarpadura de Laikipia. En la orilla opuesta, la tierra forma costras cenagosas de extraños colores, las cuales se rompen en profundas grietas que escupen al aire nauseabundas aguas sulfurosas y chorros de vapor. Los géyseres en primer plano, las pinceladas rosa de los flamencos sobre el lago en segundo término, y el telón de fondo de la sierra de Laikipia, ofrecen una composición estética difícil de superar. Pero cuidado, no te acerques demasiado, los carteles que advierten "peligro: no pasar de este punto" hablan en serio: la tierra cede bajo los pies y debajo hay agua hirviendo.
Tampoco Bogoria es un desierto de fauna, ni mucho menos. Los buenos aficionados a la naturaleza apreciarán el inmenso valor de ser el lugar más accesible de todo el país donde existe la posibilidad de contemplar al majestuoso gran kudú. Además de otros mamíferos, los flamencos y diversas especies de aves completan la oferta faunística de la reserva.
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